Cuidados de acuario y corales



La roca viva


Un accesorio indispensable en cualquier acuario marino (da igual el tamaño del mismo) es la roca viva. A simple vista estas rocas parecen meros objetos decorativos más, aunque se distinguen de los adornos convencionales en que poseen una sorprendente capacidad biológica para purificar el agua mediante las numerosísimas bacterias desnitrificantes que contienen, además de asegurar valiosos refugios a los distintos peces e invertebrados móviles que se mantienen, funcionar como soporte para Anémonas, Corales y otros invertebrados sésiles y, como añadido, son fuente de microorganismos y pequeños animales que complementan la dieta de los seres que viven en un acuario. La roca viva se puede obtener en cualquier medio marino del planeta (segun el tipo de acuario que se desee instalar), aunque las más comunes proceden del océano Pacífico (concretamente de Indonesia y las costas del norte de Australia) al poseer más poros y colores vistosos que otras rocas del mundo. Una roca viva de calidad debe haber estado sumergida en el mar durante dos o tres años antes de extraerse. De esta forma de garantiza que la colonia bacteriana y los organismos superficiales está bien fijados.

                             Roca viva de Indonesia, muy apreciada por la gran cantidad de
                             de poros y colores brillantes que presenta.

Las rocas vivas no son si no vulgares piedras de procendencia marina que llevan enganchados diversos tipos de organismos marinos. Las de mejor calidad poseen una gran cantidad de poros de todos los tamaños y una superficie muy rugosa que facilita el fijado de las colonias bacterianas desnitrificantes, y los grandes agujeros y túneles de los que disponen hacen las veces de escondite para muchos peces e invertebrados. En los acuarios marinos se usan o bien enteras o a trozos, siendo los fragmentos los más usados para acuarios pequeños. El precio de la roca viva depende del peso de la misma, aunque normalmente se venden a 20 euros el quilogramo. Debido a este elevado coste es necesario elegir rocas medianas y con muchos agujeros, que son las que pesan menos. Con rocas medianas y pequeñas es más fácil crear un muro pedregoso sin correr el riesgo de desprendimientos con todas las consecuencias que éstos acarrean. Entre los organismos que las rocas vivas llevan fijados se hallan las algas calcáreas (el componente superficial mayoritario) que se disponen en mantos brillantes y coloridos dando un bellísimo toque decorativo a cualquier acuario.También suelen llevar Anfípodos (pequeños crustáceos milimétricos semejantes a Gambas), Anélidos como los gusanos de fuego, crías de caracol y, en ocasiones, Microalgas, Aiptasias y Myrionemas (siendo estas últimas especies verdaderas plagas invasoras). El organismo principal de estas rocas son, sin duda, las bacterias desnitrificantes, que se distribuyen por todas las superficies de las rocas en forma de mantos resbaladizos y suaves al tacto.
             La mayor parte del material calcáreo del mar Rojo consiste en esqueletos de Corales
             (básicamente Gorgonias y Acroporas) dada la escasez de rocas accesibles en éste lugar.
             A pesar de ser muy decorativas no disponen de suficientes poros y pesan más, y sus colores
             no son muy vivos, pero se tratan como rocas vivas corrientes.

Contrariamente a lo que se suele creer, el mantenimiento de la roca viva en un acuario marino no es fácil, pues los diminutos organismos que crecen sobre ellas requieren la mejor calidad de agua posible para evitar su muerte (de ahí que se las llame rocas vivas), situaciones en las que su acción biológica es realmente eficaz. A la hora de introducir las rocas en un acuario deben tomarse algunas precauciones: En primer lugar las rocas deben transportarse fuera del agua pero en recipientes sellados herméticamente (ello evita la muerte de los animales que llevan fijados y la desecación de los mismos al permanecer siempre húmedos) evitando los cambios bruscos de temperatura y, a poder ser, la luz solar directa, cosas que pueden acabar con los organismos que puedan llevar. Para introducir las rocas en el agua basta con sumergirlas directamente en la misma (NUNCA HAY QUE ACLARARLAS CON AGUA CORRIENTE Y MENOS DEL GRIFO!!!) y agitarlas suavemente o voltearlas varias veces para que expulsen el aire que hayan podido retener, cosa que mata a todo aquello que se encuentre fijado a ellas. Finalmente se colocan las rocas en su lugar definitivo teniendo siempre la precaución de colocar sobre el sustrato la zona más desnuda (que suele ser de color marrón muy oscuro) para evitar dejar sin oxígeno a las bacterias de la zona coloreada. No es recomendable introducir todas las rocas a la vez en un acuario, pues cada vez que se mete alguna nueva muchos microorganismos mueren debido simplemente al cambio de agua, contaminando con amoniaco el agua. Si se hace sólo con una roca, no hay problema, pero si se introducen todas a la vez la cantidad de amoniaco puede dispararse hasta niveles peligrosos y acabar con todos los organismos de todas las rocas en pocos días. Este método (introducirlas todas a la vez) suele tener éxito en acuarios que han completado el proceso de maduración (llevan seis meses funcionando desde que se llenaron de agua). Es muy normal que, durante unos dos o tres días tras la introducción de nuevas rocas, el espumador se sature. No hay que alarmarse: Se trata de una sobrepoblación bacteriana que consume mucho oxígeno, cosa que se normaliza cuando las nuevas bacterias se fijan sobre sus respectivos soportes. Para evitar un posible riesgo de asfixia del resto de animales del acuario hay que airear fuertemente el agua hasta que el espumador rebaje su actividad. LA densidad del agua depende de la roca que se mantiene, aunque lo normal es mantenerla entre 1.022 y 1.033. Ocurre lo mismo con la temperatura, que puede estar entre 1 y 30 ºC. Es mejor mantener bajos los residuos nitrogenados y, especialmente, airear potentemente el agua por cualquier medio para garantizar el vital oxígeno a las bacterias que se fijan sobre las rocas. Los mantos de algas calcáreas sólo mantienen su color deslumbrante y brillante si la luz es intensa (más o menos 1 watio por litro) y si la concentración de calcio no baja de 400 ppm. Si esto no se cumple los mantos calcáreos se blanquean, y en conjunto toda la estructura pétre adquiere un ligero color marrón oscuro (no hay que preocuparse en estos casos, pues las colonias de bacterias no se ven afectadas). Para asegurar una constante limpieza de su superfície y de sus agujeros conviene dirigir los chorros de agua sobre ellas. Si quedan restos orgánicos escondidos en dichos agujeros las rocas se deterioran hasta perder todos los animales que lleven fijados. Uno de los problemas más frecuentes en el mantenimiento de la roca viva consiste en que su superfície se cubre completamente de mantos de algas marrones (Diatomeas) que sólo afectan al plano estético. Para solucionar esto basta con tener algun animal que devore estos mantos o manteniendo la luz, los Silicatos y los Fosfatos (los tres elementos básicos para la supervivencia de estos mantos) lo más bajos posible.
                                Las rocas procedentes del mar Mediterráneo se caracterizan por la
                                ausencia casi completa de poros y agujeros. Tienen generalmente colores
                                poco llamativos y pesan bastante, pero si se dispone de un acuario de
                                biótopo mediterráneo y se vive en su litoral, se ahorra muchísimo dinero
                                en la roca viva (no hace falta comprarla, simplemente se recoge de la orilla
                                o en mar abierto). 

Las rocas vivas son, por tanto, elementos que no deben faltar en ningun acuario marino. Además del impacto estético que provocan ejercen funciones de limpieza, refugio y soporte. No todas las especies de peces están igual de condicionados a la roca viva: Algunos de acercan sólo para arrancar microalgas o devorar los pequeños animales que contengan (como los peces Cirujano o los peces Mariposa), mientras que otros dependen por completo de ellas, ya sea para esconderse (como las Morenas) o para alimentarse al rechazar casi cualquier alimento sintético (como los Mandarines del género Synchiropus). Los invertebrados se benefician de su presencia, pues muchos se esconden en sus orificios (como los Anfípodos, los Cangrejos y los Anélidos), limpian la superficie de mantos de algas marrones (como los Caracoles) se fijan sobre ellas (como las Anémonas y los Corales) y devoran con ansia los mantos de algas calcáreas (como los Erizos de mar). Por descontado, las macroalgas como las distintas Caulerpas se fijan a menudo sobre ellas con sus rizoides para aguantar las corrientes marinas y llegar a las capas más iluminadas de la columna de agua. Si se dispone de rocas demasiado grandes para un acuario concreto es suficiente fraccionarla en trozos más pequeños (con muchísimo cuidado) y colocar estos en otro acuario. Lo más adecuado es un golpe seco y no muy débil con un mazo o un martillo pesado.



Bacteriosis gelatinosa de las Euphyllias


Como todo ser vivo presente en el planeta, las distintas especies de Corales que habitualmente se mantienen en los acuarios son susceptibles de contraer ciertas enfermedades bacterianas en situaciones inapropiadas de mantenimiento. Uno de los problemas más devastadores que se dan entre los corales mantenidos en los acuarios es la patología bacteriana conocida como gelatina marrón (aunque se conoce más bien mediante su nombre inglés: Brown jelly), una enfermedad causada por bacterias con una altísima tasa de reproducción. Los Corales duros pertenecientes al género Eupyllia (en particular Euphyllia glabrescens) y, con algo menos de frecuencia, los del género Goniopora, son muy sensibles al ataque de estas bacterias, aunque se ha observado el mismo problema (aunque con mucha menos frecuencia) sobre otras especies de Corales duros como Briareum, Acropora o Fungia e incluso sobre Corales blandos como Zoanthus, Anthelia y Sarcophyton. Esta enfermedad, altamente contagiosa y de rápida expansión, puede exterminar a toda la población de Corales de cualquier acuario en muy poco tiempo siendo su tratamiento francamente difícil y costoso, por lo que es mejor prevenir que curar. A continuación detallaré la información relativa a las causas, al tratamiento y a la prevención de esta grave enfermedad bacteriana.

Diversos estudios realizados en Corales infestados han dado como principal responsable de esta bacteriosis al Vibrio vulnificus, una especie de bacteria patógena que se encuentra en todos los mares del planeta así como en todos los acuarios (aunque como ocurre con parásitos como el Cryptocaryon y el Oodinium, sólo puede causar problemas si alguno de los Corales tiene la capa mucosa superficial dañada en cuyo caso se asienta ahí y empieza a causar verdaderos desastres). Esta bacteria se mueve constantemente por el agua ayudándose de las corrientes creadas por la filtración, la aireación y el movimiento de los propios animales que viven en el agua para fijarse sobre los tejidos blandos de los Corales siempre que su mucosa protectora no esté dañada ya que impide el acceso a los microorganismos patógenos. Una de las causas más frecuentes de este problema reside en la manipulación inadecuada de las piezas de Coral recién introducidas: Los Corales pertenecientes al género Euphyllia no deben sacarse jamás del agua mientras sus tentáculos fotosintéticos estén totalmente extendidos, pues al retraerlos fuera del agua se crean bolsas de aire que desencadenan una pudrición interna y dañan la producción de mucosa externa, momento que aprovechan estas bacterias para iniciar la infección. Tambien pueden ser causas de esta enfermedad el mantenimiento del agua en malas condiciones, la presencia de otros invertebrados tóxicos que dañan a los Corales (especialmente Anémonas) y la acción de distintos animales de pequeño tamaño que horadan los Corales para alimentarse de ellos desde dentro (merece especial mención el gusano de fuego que abre galerías sobre los tejidos más desprotegidos). Cualquiera de estas tres circunstancias disminuye la cantidad de mucosa protectora, por lo que las bacterias encuentran entonces el campo ideal para asentarse. Una vez la bacteria se ha fijado sobre el tejido blando empieza a devorarlo vorazmente a la vez que se reproduce rápidamente mediante fisión binaria, algo que hace más o menos cada 20 o 30 minutos (aunque puede hacerlo cada 10) segun sean las condiciones del agua. Una vez que las bacterias han devorado todo el tejido blando que tienen a su alcance se desprenden del esqueleto roído y se apoyan en las corrientes de agua para desplazarse hasta otro coral sano en el que alojarse y empezar de nuevo el ciclo destructor. Como se reproduce a gran velocidad y come con mucha rapidez, los resultados catastróficos pueden ser visibles en muy poco tiempo siendo entonces el tratamiento curativo casi imposible al destruirse completamente los Corales afectados. Esta bacteria sólo infecta a los Corales; En ningun caso daña a Anémonas, Cerianthus, gusanos tubícolas y otros invertebrados sésiles.
Como se he comentado antes, la progresión de esta enfermedad es muy rápida, tanto que los Corales infectados pueden ser totalmente destruidos en cuestión de pocas horas. Inicialmente la infección se manifiesta por un visible amarronamiento de los tentáculos más largos y formados justo por debajo de la cúpula de Zooxantelas que corona cada uno de ellos. El pólipo infectado se retrae dentro de su tubo casi por completo para intentar salvaguardar los tentáculos que aún conserva en buen estado dejando los infectados fuera del mismo para evitar que la infección progrese a los sanos, pero como la Bacteria se propaga por el interior del tejido blando, acaba alcanzando la totalidad del mismo. Así, el pólipo afectado se retrae permanentemente en el interior del tubo calcáreo mientras que la bacteria lo devora rápidamente. Cuando la cantidad de parásitos es lo bastante grande se pueden ver masas viscosas y gelatinosas de color marrón pardo sobresaliendo del interior del tubo del pólipo o cubriendo la totalidad de la entrada del mismo que se disgregan por la acción de las corrientes pudiendo expandirse por todo el acuario alcanzado a otros corales sanos para empezar a devorarlos. En los corales que no pueden retraer sus pólipos (como los Goniopora) se puede observar a simple vista la destrucción del tejido blando de los mismos. En la mayoría de casos el avance de la enfermedad es tan rápido que se produce la muerte irremediable de la pieza infectada.
El tratamiento de esta enfermedad con medios químicos es totalmente imposible debido a la total intolerancia de los Corales a los medicamentos que hay que usar para eliminar las bacterias causantes, por lo que hay que recurrir a métodos manuales muy delicados y costosos. Lo más recomendable es sifonear la zona afectada para intentar extraer la mayor cantidad de masa marrón que se pueda, aunque hay que evitar a toda costa el movimiento del agua sobre la masa bacteriana ya que se desparramaría por todo el acuario e infectaría a otros corales sanos. Si el amontonamiento no es excesivamente grande basta con sacar con mucho cuidado la pieza afectada y eliminar la masa bacteriana con una cucharilla o un sifón pequeño, aunque incluso en este caso es muy importante no mover bruscamente la pieza para evitar la expansión de las bacterias por todo el acuario. Actulamente se fabrican medicamentos de amplio espectro tolerados por los Corales que pueden usarse en el acuario principal, aunque esto sólo debe hacerse en acuarios de invertebrados en los que no haya ningun pez ya que la medicación innecesaria puede acarrearles graves consecuencias. Viendo lo tedioso y complicado del tratamiento se deduce que es mucho mejor prevenir este problema que tener que atajarlo directamente. Un excelente método de prevención consiste en manipular con mucho cuidado a los Corales más sensibles para no causarles heridas ni otros problemas que puedan ser el detonante de esta enfermedad (en el caso de las Euphyllias no hay que sacarlas nunca del agua con los tentáculos extraídos), aunque muchos recomiendan aplicar una cuarentena previa a los Corales recién adquiridos para asegurarse de que no desarrollan la enfermedad ya que es altamente contagiosa. Los pequeños animales que pueden dañar el coral, como el gusano de fuego, pueden ser controlados mediante la introducción de algun pez que se alimente de ellos, siendo el más recomendado el Pseudocheilinus hexataenia, un Lábrido de pequeño tamaño y de excelente colorido cuya alimentación básica la conforman pequeños animales que parasitan los Corales. Tambien hay que abstenerse de mantener con los Corales peces o invertebrados que los incluyan en su dieta normal (peces Mariposa, peces Ángel, peces Papagayo, estrellas coralívoras, ciertos Erizos de mar, ...) ya que dañan los pólipos pudiendo ser éste un factor detonante de la enfermedad. La precaución de dejar una distancia prudencial entre Corales y no mantener juntas a especies demasiado sensibles a otras es tambien una buena idea para minimizar los riesgos de infección.



Calpurnus verrucosus - Porcelana minadora de los Corales


Las Porcelanas son una família de moluscos marinos caracterizados por sus llamativas y brillantes conchas cuya increíble y espectacular variedad de colores las convierten en muy buscadas por los coleccionistas de conchas. A pesar de que la mayoria de especies se alimentan de casi todo aquello que puedan encontrar en su hábitat natural, otras especies tienen un regimen alimenticio muy concreto y específico sin el cual no son capaces de sobrevivir. La minadora de los Corales es una de estas especies, pues su alimentación la componen exclusivamente tejidos y pólipos de Corales blandos del género Sarcophyton y Lobophytum, Corales a los que puede llegar a exterminar por completo y en poco tiempo en caso de que las infestaciones sean graves. Este llamativo molusco es originario de las costas Africanas bañadas por el Océano Pacífico, dándose exclusivamente en arrecifes de Coral donde abunden sus huéspedes predilectos.

Se trata de un molusco de colores muy llamativos, inusuales y elegantes que vive en grupos más o menos granes según el tamaño del Coral del que se alimentan. Mide entre 10 y 40 milímetros de longitud y presenta una concha brillante, muy esférica, muy suave al tacto y de grosor muy considerable que está cubierta por un grueso tejido mucoso de tonalidad ligeramente rosada y salpicado por abundantes motas marronosas casi redondas y dispuestas de forma bastante ordenada. Esta concha no está enrollada, por lo que el molusco dispone de menos espacio para protegerse saliendo al exterior a través de una abertura rectilínea que se encuentra en la zona plana de la concha, agujero que la atraviesa en toda su longitud. El animal se mueve mediante una especie de movimiento ameboide con su órgano motriz musculoso y muy fino de color blanco nieve y de pequeño tamaño que sólo es visible si el molusco es visto desde abajo. Además presenta, en la zona superior de la apertura externa, un tejido muscular muy fino, de color blanco y con abundantes motas negras que tiene la misión de hacer el vacío sobre las superfícies por las que deambula, por lo que puede desplazarse por todo tipo de sólidos evitando que las corrientes marinas se lo lleven. En la zona estrecha de la concha, por donde sale la cabeza del animal, presenta dos antenas cortas y blancas con la punta de color negro. En la zona inferior de la cabeza se halla la boca, circular, succionante y que dispone de pequeños dientes afilados que roen los tejidos blandos de los Corales de los que se alimentan. Todo el animal está protegido por una mucosa protectora que evita que las toxinas expelidas por los corales parasitados puedan causarle daño. Como todas las porcelanas, la minadora de los Corales es hermafrodita, lo que significa que un sólo ejemplar dispone de órganos generadores de gámetas masculinas y femeninas en el mismo cuerpo, lo que hace que su reproducción siempre esté asegurada. Raramente superan los tres años de vida.
Cabe mencionar que esta Porcelana sólo puede estar presente en acuarios en los que se mantengan Corales blandos de los géneros Sarcophyton y Lobophytum ya que es incapaz de sobrevivir en ausencia de estos. Si nuestro acuario contiene algun Coral de estos géneros es posible que exista este molusco en el acuario, algo que merece la pena vigilar para evitar que las piezas infestadas sean roídas en más o menos tiempo y de forma más o menos abundante. En algunos casos estos invertebrados son introducidos sin saberlo en un acuario ya que o son demasiado pequeños para verse o sus huevos están adheridos al Coral introducido, aunque tambien es cierto que en la actualidad se venden solamente Corales esquejados que no han tenido contacto alguno con el mar, por lo que el riesgo de aparición de estos animales es casi nulo. No obstante se pueden dar casos de infestaciones graves y es importante informarse sobre los síntomas que presentan los Corales afectados y sobre cómo eliminar a estos llamativos pero peligrosos moluscos. Las minadoras de los Corales se empiezan a alimentar desde que salen de los huevos de la mucosa protectora del Coral huésped, lo cual lo debilita bastante al verse alterada su defensa natural (se pueden dar infecciones bacterianas secundarias). A medida que crecen, los moluscos empiezan a roer el tejido blando propiamente dicho y, cuando ya son totalmente adultos, devoran los pólipos de los corales y parte del tejido más superficial llegando entonces a la zona interna del tejido donde empezarán a comer vorazmente dejando las funciones vitales del coral muy afectadas. Los Corales afectados suelen mostrar síntomas bastante característicos: En primer lugar, la dermis coralina aparece blanqueada o descolorida en algunas partes de su superficie siguiendo la decoloración rutas entrelazadas y curvilíneas señalando por donde ha pasado el animal. En fases más avanzadas se pueden distinguir pólipos seccionados o dañados y, en las fases más graves, se pueden ver claramente agujeros de extensión variable en toda la superfície del Coral parecidos a cráteres volcánicos. En estos casos se da una importante exudación de mucosa interna por parte del coral para intentar sanarse, cosa imposible ya que las Porcelanas se alimentan constantemente debilitando cada vez más al Coral. Cuando el daño es ya muy grave el Coral no puede realizar sus funciones vitales completamente, sufre un colapso y muere irremediablemente. Otra característica típica de este problema es la presencia de los moluscos adultos deambulando sobre el tejido del Coral.
La curación de las piezas de Coral afectadas por minadoras es muy sencillo especialmente debido al espectacular poder regenerativo de los Sarcophyton y Lobophytum, pero este proceso sólo ocurrirá en caso de que los daños no sean aún lo bastante graves para causar la muerte. El método más sencillo para eliminar a estas porcelanas consiste en retirarlas manualmente segun se ven sobre las piezas afectadas, aunque de seguro las que se saquen habrán dejado huevos que eclosionarán y reiniciarán de nuevo el proceso infeccioso, por lo que la extracción manual, a pesar de ser muy sencilla, es muy pesada y demasiado frecuente. Existen métodos biológicos para acabar con estos molestos animales: Basta con introducir peces que los incluyan en su dieta natural. Especies como el Pseudocheilinus hexataenia (un excelente desparasitador de Corales blandos y duros que se alimenta de las Porcelanas recién nacidas o de tamaño muy pequeño) y las distintas especies de peces de la familia de los Tetraodóntidos (los peces Globo, grandes y eficaces devoradores de Moluscos y Crustáceos) son muy recomendables para su erradicación. No se ha descubierto todavía ningun método químico para su exterminación. Es muy importante tener presente que estas Porcelanas jamás se alejan del Coral que han escogido como huésped de forma que pasan toda su vida entera sobre el mismo soporte.
Dado que la erradicación de estos moluscos de un acuario puede ser difícil, lo mejor es prevenir su aparición. En este aspecto existen dos alternativas: La primera consiste en adquirir sólo corales procedentes de esquejado en tanques comerciales sin contacto con el mar, pues esto supone que vendrán libres de huevos. La segunda alternativa consiste en no introducir los Corales que resultan infestados por estos animales (géneros Sarcophyton y Lobophytum) al acuario para estar así segurísimo de que no se introducirán huevos ni ejemplares casi invisibles en el tanque. A pesar de estos métodos orientativos hay algo que siempre se debe hacer: Inspeccionar muy bien la pieza Coralina que se desee adquirir (incluso pedirle al comerciante que la examine por completo delante de los clientes), algo que, además, evita la introducción de otros parásitos como el gusano de fuego o las bacterias responsables de la Bacteriosis gelatinosa de los Corales duros.



Aiptasia spp. - Plagas de Anémonas


En muchos acuarios marinos son muy corrientes las invasiones de Aiptasias, un género de hidrozoos que agrupa varias especies de Anémonas muy poco vistosas y cuyo tamaño oscila entre los 4 milímetros y los 10 cm de altura, siendo o no coloniales, y que poseen la capacidad de propagarse a una gran velocidad cubriendo rápidamente grandes superficies sólidas, muchas veces llegando a suplantar a otras anémonas simbióticas y siendo capaces de exterminar a otros invertebrados sensibles como muchos corales blandos ornamentales. Este género de invasores está distribuido por todos los sistemas marinos del planeta excepto en las zonas polares, siendo las más corrientes en los acuarios marinos tropicales las especies A. Diaphana y A. Mutabilis.

Es difícil generalizar en la descripción fisica de estas Anémonas ya que cada especie presenta diferencias únicas respecto al resto de especies. Las más comunes son las que tienen el tronco muy erguido, un disco oral muy visible y bastante amplio y, en torno a este, dos hileras de tentáculos: Unos más cortos y otros más largos, siendo con estos últimos con los que capturan su alimento predilecto (A. Diaphana). Se interpreta que los más cortos contienen las algas Zooxantelas responsables de la fotosíntesis para abastecer al individuo de nutrientes básicos. En los tentáculos más largos poseen, además, Nematocistos, células venenosas que producen una toxina muy potente (más fuerte incluso que las producidas por las Anémonas ornamentales corrientes) con la que paralizan o matan a sus presas antes de devorarlas. Otra especie común en los acuarios es A. Mutabilis, que presenta el tronco mucho más corto y rechoncho aunque un mayor número de tentáculos gruesos y coloridos alrededor del disco oral, distribuyéndose en dos filas: Una de tentáculos cortos y otra de tentáculos más largos. Cualquiera de las dos especies posee colores poco agradables, siendo el básico el marrón pardusco en toda la estructura, aunque la Mutabilis puede presentar varias franjas paralelas de color marrón mas claro (tambien pueden ser amarillas e incluso verdosas= y las puntas de los tentáculos largos con una tonalidad blanca muy visible.
No son nada exigentes con el tamaño del acuario, desarrollándose perfectamente incluso en acuarios de unos 5 litros de agua pero siendo en estos recipientes mucho más fáciles de erradicar. Como todas las Anémonas, las Aiptasias se fijan con gran fuerza a un sustrato determinado, siendo muy difícil arrancarlas. Se posicionan en el acuario por sus propios medios, moviéndose lentamente e incluso dejándose llevar por las corrientes, eligiendo siempre un sitio bien iluminado y con abundante corriente, que además de ayudarlas a limpiar sus tejidos superficiales promueve su reproducción incontrolada. Se fijan sin problemas a cualquier sólido que tengan a su alcance (rocas, sustrato, cristales, plásticos, conchas de caracoles vacías o llenas e incluso en las entradas y salidas de los filtros) y en cualquier rincón o fisura que haya, lo que hace muy difícil verlas a todas y mucho más eliminarlas. Se adaptan sin problemas a cualquier tipo de condiciones acuáticas: Densidad entre 1.017 y 1.040, temperatura entre 10 y 35 ºC, hasta 600 ppm de nitrato y hasta 5 ppm de nitrito y amoniaco, lo que hace que puedan reemplazar a muchos invertebrados. Tambien soportan muy bien variaciones considerablemente bruscas de las condiciones acuaticas e iñuminaciones modestas (nunca menos de 0,7 watios por litro). Como ocurre con las demás anémonas, cuando mueren expelen una sustancia muy tóxica que puede causar la pudrición del acuario completo, y más aún si mueren una gran cantidad de ellas a la misma vez, siendo muy recomendable, aunque duela, intentar cuidarlas como si de cualquier invertebrado ornamental se tratase e ir eliminándolas gradualmente mediante productos químicos o ciertos animales que las puedan devorar, nunca todas a la vez para evitar el gran desastre.
Su alimentación, al igual que otros Hidrozoos, consiste por una parte en los beneficios obtenidos mediante la fotosíntesis realizada por las algas Zooxantelas de sus tejidos y por otra en la digestión propia de las presas que capturan con sus tentáculos venenosos. Su alimentación en un acuario es muy fácil debido a que necesitan poca luz y a que, además, aprovechan casi cualquier alimento desechado por los peces para subsistir.
Estas Anémonas expelen de forma casi constante componentes urticantes por sus tentáculos, compuestos que dañan irremediablemente a muchas especies de corales sensibles como Xenias, Clavularias, Briareum, Zoanthus y demás, invertebrados immóviles como gusanos tubícolas y Esponjas, otras anémonas simbiontes (Las Heteractis y las Entacmaea son las más afectadas) e incluso pueden causar graves daños a peces Cofre y a otros excesivamente sensibles a los Nematocistos urticantes. Los Corales duros como las Acroporas y las Euphyllias son de los pocos que resultan prácticamente immunes a estas Anémonas al ser bastante tóxicos y no permitirles acercarse a ellos. No suelen ser tóxicas para los distintos crustáceos y la mayoria de Equinodermos.
Se reproducen por fragmentación del disco pedio, creándose clones de la anémona madre, y mediante huevos y esperma producidos por Anémonas macho y hembra. La reproducción asexual a partir del pié es la más corriente en los acuarios, además de ser la más rápida y la menos costosa para estos animales. Mediante huevos ocurre básicamente en la naturaleza, siendo tanto éstos como el esperma expulsados al agua, donde se mezclan. Los huevos, poco pesados, ascienden hasta la superfície donde se incuban durante una semana. Tras la eclosión, las larvas permanecen un tiempo entre el plancton superficial para bajar seguidamente al fondo, fijarse a un sustrato y empezar su fase de Anémona independiente.
Existen muchos métodos para controlar las plagas de Aiptasias en acuarios marinos. Los más comunes y prácticos son el control químico mediante componentes que destruyen las Anémonas y el control biológico mediante animales diversos que se alimentan de Aiptasias. El control químico se realiza con líquidos conocidos comercialmente como "AntiAiptasias", y suelen ser líquidos a base de ácidos fuertes que, aplicados en el disco oral de las anémonas, las matan en el acto y, además, las desintegran, evitando contaminación secundaria. Uno de los inconvenientes de este método consiste en que los líquidos que destruyen a estas Anémonas pueden ser perjudiciales para los demás invertebrados, así como por la ardua tarea de ir boca por boca enchufando el líquido mortal. Tiene mucho más éxito y acogida entre los aficionados el control mediante peces y crustaceos devoradores de Anémonas, especialmente en acuarios totalmente invadidos. Los animales más eficaces son la gamba Lysmata Wurdemanni, el Nudibranquio Berghia Verrucicornis, el pez hoja marino (Acreichthys Tomentosus) y los peces mariposa del género Chelmon. Sin embargo, si en el acuario hay otros corales o otras anémonas ornamentales es mejor ahorrarse a los Chelmon ya que pueden devorar, además de a las Anémonas invasoras, a los demás invertebrados sésiles ornamentales. Jamás hay que intentar eliminarlas arrancándolas de su soporte, pues esto mejora extraordinariamente su propagación.


Plagas de algas marinas filamentosas


Salvo algunas excepciones, las algas en un acuario marino son para muchos aficionados una autentica plaga invasiva cuyo único propósito es fastidiar toda la decoración del acuario y asfixiar a cualquier invertebrado sésil que necesite luz para sobrevivir. Lo cierto es que, lejos de ser sólo problemas, las algas representan una gran alternativa a las plantas marinas (de las que no se conocen especies que puedan cultivarse todavía) debido a su extrema facilidad de cultuvo y a sus prácticamente nulas exigencias de mantenimiento, pero presentan el inconveniente de que, en condiciones propicias, prosperan masivamente hasta convertirse en plagas que es necesario controlar para evitar problemas diversos. Las filamentosas son las algas que con más frecuencia causan estragos en los acuarios marinos. Existen muchísimas especies de algas con forma de hilo y que pueden tener distintos colores (aunque las más numerosas son, con mucho, las verdes), y actualmente se pueden encontrar en todas las aguas saladas del planeta desarrollándose en las zonas más superficiales, bañadas de abundante luz y generalmente muy movidas. Estas algas se consideran indicadoras de la calidad del agua, ya que sólo se desarrollan en acuarios fuertemente iluminados, con corrientes fuertes y con los compuestos amoniacales y los nitritos ausentes.

La estructura de estas algas es extremadamente sencilla: Consiste en un talo fuerte y resistente que se arrastra por todo lo sólido que se encuentre cerca (da igual lo que sea, se agarran fuertemente a todo) y del que salen diminutos rizoides que se anclan al sustrato para poder mantenerse en el sitio indefinidamente. Del mismo talo emergen los frondes, que son básicamente pequeñas extensiones muy flexibles y largas (algunas pueden alcanzar hasta medio metro de largo) y que tienen la función de realizar la fotosíntesis. A pesar de ser muy resistentes a las corrientes, tanto los talos, como los frondes y los rizoides se parten a la más mínima fuerza, lo que no impide que puedan desplazarse mediante las corrientes hacia otros lugares de su entorno y establecer una nueva colonia. Son las algas más oxigenantes debido a su gran superficie de contacto con el agua, y tambien son excelentes limpiando esta de compuestos de desecho como los nitratos y el amonio de la misma forma que las plantas.
A pesar de su fama de aparecer en cualquier acuario marino independientemente de las condiciones de luz, densidad y contaminación, las algas filamentosas resultan un excelente indicativo de la salud de cualquier acuario. Únicamente se desarrollan en recipientes bien iluminados, con corrientes generosas y con las tasas de amoniaco y nitritos permanentemente nulas. Tienen una clara preferencia a anclarse en los lugares que reciban más corrientes y turbulencias, por lo que se desarrollan masivamente en las salidas de las bombas y filtros o sobre todos los sólidos que se encuentren en sus cercanías. El problema más grave de estas algas es que no son nada selectivas con el sustrato al que se fijan, pudiendo hacerlo sobre rocas, cristales, el mismo sustrato y, lo que es más nefasto, sobre los invertebrados sésiles que se mantienen en los acuarios, siendo los Corales duros los más afectados por estas infestaciones ya que su capacidad fotosintética y de intercambio de nutrientes con el agua se vé seriamente mermada. Si las infestaciones son realmente graves, las piezas Coralinas pueden llegar a quedarse completamente cubiertas por montones de estas algas, lo que a la larga acaba blanqueando las colonias al no poder recibir la luz suficiente e incluso pueden pudrirse al acumularse grandes cantidades de detritos sobre los tejidos al estar cubiertos por las algas. Cualquier coral immóvil y con esqueleto calcáreo es extremadamente sensible a las algas filamentosas (Los géneros Acropora, Fungia, Porites y las Gorgonias, entre algunos otros, son los más afectados). Hay que tener presente además que el color de la luz influye en el desarrollo de este tipo de algas. Así, las luces azules y rojas mezcladas con luz blanca fomentan su crecimiento, mientras que las monocromáticas no suelen ser de su agrado. En muchos casos se ha observado que llegan a crecer tanto que llegan a la superficie del agua, donde forman autenticas alfombras verdes que deben extraerse o controlarse para evitar que dejen sin luz al resto de animales del acuario.
Estas algas se propagan por dos métodos: Por esporulación y por fragmentación de los tejidos. Las esporas se producen constantemente y en grandes cantidades en condiciones ideales. Un solo matojo de algas filamentosas puede convertirse, en poco más de una semana, en una gran pradera de hilillos que lo cubren todo afeando considerablemente cualquier acuario. Las esporas son invisibles, y su viabilidad es extraordinaria, lo que explica que muchas veces aparezcan en acuarios donde nunca antes habían estado y sin que se haya introducido ningun material que las porte (rocas, corales e incluso peces y Crustáceos) después de más de dos años funcionando. También suelen aparecer en acuarios maduros que inicialmente no reunían las condiciones ideales necesarias para el desarrollo de estas algas. El proceso de fragmentación de los tejidos es menos eficaz en su expansión, y básicamente consiste en que, cuando un pedazo de fronda, por ejemplo, se desprende de la estructura original, puede agarrarse en otro sitio distinto y crear una nueva colonia de algas. Esto sucede generalmente por accidente debido a animales que las arrancan o destrozan, peces que las devoran e incluso por la misma limpieza y manipulación del acuario por parte del aficionado.
Controlar las algas filamentosas en un acuario marino puede ser unas veces muy fácil y otras casi imposible, aunque la clave del éxito radica en cambiar las condiciones del medio para evitar el crecimiento incontrolado de filamentosas pero, al mismo tiempo, no perjudicar al resto de animales fotosintéticos. Existen muchos trucos distintos para cargarse plagas de filamentosas: Los métodos químicos, que consisten en biocidas que eliminan las algas (aunque a veces no hacen nada de nada), no resultan especialmente recomendables ya que pueden perjudicar al resto de criaturas, los métodos físicos mediante podas, recortes y extracciones, muy engorrosas y a menudo infructíferas, los métodos naturales, consistentes en cambiar el color de la luz y aumentar un poquito el amoniaco y los nitritos (no hace falta decir que esto es mejor no hacerlo bajo ningun pretexto) y los métodos biológicos, sin duda alguna los más fiables e inocuos para todo ecosistema, que consisten en introducir determinados organismos que impidan su crecimiento de varias maneras (las macroalgas como las Caulerpas compiten con las filamentosas por los nutrientes, evitando su crecimiento incontrolado, muchísimas especies de peces las incluyen en su dieta básica, siendo los Cirujanos los más eficaces en este aspecto y, además, son el alimento preferido por muchos invertebrados móbiles como los crustáceos y los Gasterópodos). Los animales que seguro dan mejores resultados en la lucha contra estas algas indeseables son los peces Cirujano (Acanthurus, Zebrasoma, Ctenochaetus) los caracoles Monodontia Turbinata mientras sólo haya uno en el acuario (también es una plaga potencial bastante nefasta) los Erizos vegetarianos y las Dolabellas. Sin embargo, no hay que olvidar que estas algas realizan las mismas funciones que cualquier vegetal, limpiando y purificando el agua del acuario, por lo que siempre es beneficioso dejar algunos matojos bien controlados para este fin. Se ha comprovado que en acuarios que sufren plagas leves de filamentosas todos los animales presentan la mejor calidad de vida y la mayor resistencia a las enfermedades más comunes. 


Noctiluca Scintillans - Plagas de Dinoflagelados


En muchos mares cerrados que reciben grandes y continuados vertidos urbanos ricos en nitrógeno y fósforo son corrientes las denominadas mareas rojas, un fenómeno indeseable y tóxico para la vida marina consistente en la aparición, a lo largo de las orillas de las playas, de grandes manchas rojas compuestas por grandes cantidades de N. Scintillans, pequeños dinoflagelados marinos presentes en todas las aguas saladas del planeta formando parte del plancton superficial. Se dan precisamente en estas zonas del mar debido a que hay mucha luz y fuertes corrientes que favorecen su movimiento y expansión por nuevas áreas.
Se trata de microorganismos unicelulares y eucariotas de unos 2000 micrómetros de diámetro, de forma circular y que presentan el cuerpo visiblemente dividido en dos partes, que pueden ser o no simétricas. Disponen de un pequeño flagelo en las zonas más periféricas de sus cuerpos que, si bien no ayudan para nada al movimiento de los individuos, les sirve para aferrarse a otros microorganismos planctónicos o entre ellos para desplazarse sin ningun esfuerzo a través de largas distancias. En el interior de sus cuerpos poseen un número bastante variable de vacuolas de reserva, generalmente de color verdoso o blanco, y varios amontonamientos de algas simbiontes de color rojo, aunque pueden ser tambien verdes e incluso azules según la zona en la que se encuentren y su fuente de alimento, que puede variar considerablemente entre distintas zonas del planeta. Presentan la particularidad de regular su peso específico en el agua para flotar a más o menos profundidad, algo que consiguen modificando su concentración interna de iones y de amoniaco. A diferencia de otros dinoflagelados, los N. Scintillans no cuentan con las clásicas corazas protectoras externas. Otra de las características que presentan consiste en que pueden producir bioluminiscencia (emisión de luz durante las horas de oscuridad) en tonos generalmente azulados o verdes turquesa y que se produce cuando, tras haber recibido una gran dosis de luz solar en un día, liberan el exceso de energía que no les sirve mediante radiaciones luminosas muy visibles, especialmente si la cantidad de individuos es muy numerosa. No obstante, esta capacidad de producir luz en la oscuridad es, para muchos, un fenómeno digno de observarse que representa una de las mayores bellezas del mar.
Cabe decir que, en la actualidad, es muy difícil sufrir plagas de estos microorganismos en acuarios marinos por la sencilla razón de que el agua de mar que se usa es sintética, es decir, que se compone solamente de agua desionizada y sales comerciales sin presencia alguna de estos animales. Los únicos acuarios que pueden sufrir estos problemas son los que se abastecen de agua de mar natural, especialmente si se recoge en mares cerrados con grandes concentraciones de nitrato y fosfato, que son los nutrientes principales de estos microorganismos. Asimismo, también se pueden producir plagas de N. Scintillans si se recogen rocas vivas, algas, peces e incluso arena de las mismas zonas que el agua ya que todos estos componentes contienen ciertas cantidades de dinoflagelados. Pueden darse en recipientes de cualquier tamaño, especialmente si estan potentemente iluminados y disponen de intensas corrientes. Se adaptan sin ningun problema a amplios abanicos de condiciones acuaticas: Densidad entre 1.020 y 1.050 y temperatura entre 1 y 45ºC, tolerando incluso variaciones extremadamente bruscas de estos parámetros. A menos que se use agua de mar sintética y rocas muertas como decoración, estos microorganismos están siempre presentes en los acuarios, sólo que en cantidades casi nulas a menos que se disparen las tasas de nitratos y fosfatos (se considera que con niveles a partir de 300 ppm de nitrato y 60 de fosfato se activa el crecimiento exponencial), en cuyo caso se convierten en una plaga muy peligrosa para cualquier forma de vida en el acuario. El síntoma más claro de la presencia de una plaga de N. Scintillans consiste en que el agua adquiere un color rojizo o verdoso anaranjado, siendo más intenso cuantos más individuos haya. La problemática de su invasión consiste básicamente en que excretan amoniaco al agua (como resultado de la actividad metabólica o como mecanismo para regular la flotación). Aunque a simple vista pueda parecer negligible, varios millones de individuos excretando este compuesto a la vez disparan las tasas de amoniaco hasta niveles demasiado altos, lo que termina exterminando a toda la fauna del acuario (peces, corales, anémonas, algas, bacterias desnitrificantes y demás). Se dan tanto en acuarios de aguas frescas como tropicales.
Su alimentación es extremadamente sencilla ya que muchos de los nutrientes que necesitan los obtienen del proceso de fotosíntesis de las algas simbiontes que tienen en sus tejidos, mecanismo mediante el cual pueden sobrevivir perfectamente sin ningun aporte adicional. Sin embargo también son capaces de fagocitar (envolver y luego digerir) animales microscópicos como plancton, huevos y larvas muy pequeños de muchos animales marinos, así como porciones microscópicas de cualquier alimento comercial desechado por los distintos animales presentes en el acuario.
Siempre que su población de individuos sea baja no suponen ningun problema para la vida en el acuario ya que el amoniaco que excretan es absorbido por el espumador, manteniendo el nivel de este componente en sus valores normales. Tambien son aprovechados como alimento para algunas especies de Corales, como las Euphyllias, e incluso por los Myrionemas, que los capturan del agua mediante sus tentáculos urticantes. El problema empieza cuando hay demasiados individuos en el medio cerrado y estrecho de un acuario, algo que propicia la excreción de grandes cantidades de amoniaco que el espumador no puede asimilar por completo y que terminan matando a todos los organismos presentes en el acuario. Cualquier ser vivo se puede ver afectado por esta causa (incluso los organismos invasores como las Aiptasias y los Myrionemas mueren).
Como organismos unicelulares que son, se reproducen mediante fisión binaria, creándose varios clones procedentes de un animal "madre", aunque también se pueden reproducir sexualmente mediante huevos y esperma que se unen en el seno del agua. Los diminutos huevos son arrastrados por las corrientes, mezclados con el plancton, hasta que eclosionan. A partir de ese momento hasta su muerte, estos animales permanecen en las capas más superficiales del agua mezclados con los organismos planctónicos. En acuarios sólo se da la fisión binaria.
Para mantener a raya las plagas de N. Scintillans sólo hay que mantener lo más bajas posible las tasas de nitrato y fosfato, componentes que limitan mucho su crecimiento (caunto menores sean sus concentraciones, menos individuos habrá, y cuanto mayores sean, más individuos habrá) mediante un eficaz sistema de filtrado, un eficiente espumador y, especialmente, no sobrepoblando los acuarios ni sobrealimentando a sus habitantes, siendo estas dos causas las que enriquecen con excesos de componentes limitantes el agua. Si ya existe plaga en el acuario solamente queda ir cambiando un tercio del agua cada día para extraer individuos y, a la vez, disminuir las concentraciones de nitrato y fosfato hasta que desaparezca el color rojizo del agua. Los cambios parciales de la misma cada semana ayudan a prevenir estas plagas al mantener bajos los niveles de nutrientes.


Myrionema Amboinense - Plagas de Hidrozoos


Fácilmente confundibles con algunos corales blandos como las Xenias o las Clavularias, los Myrionemas son, en realidad, Hidrozoos, es decir, invertebrados pertenecientes a la familia de las Anémonas que disponen de tentáculos urticantes para capturar a sus presas. Al igual que el resto de Hidrozoos, los Myrionemas disponen de algas Zooxantelas en sus tejidos, algas que les proporcionan una gran proporción de los nutrientes que necesitan para vivir mediante la fotosíntesis. No muestran ninguna preferencia por un hábitat en concreto, encontrándose en casi cualquier ecosistema marino tropical siempre que esté bañado por una cierta cantidad de luz y corrientes abundantes.

Lo más particular de estos invertebrados es que cada boca es un ejemplar independiente, aunque se mantienen juntos en grandes colonias debido a su modo de propagación mediante fraccionamiento de la base, que ocurre con bastante rapidez y con mucha eficacia. Cada una de las bocas está dotada de una gran cantidad de tentáculos provistos de una potente toxina capaz de dañar a sus presas e incluso matarlas antes de devorarlas. El número de tentáculos por boca es muy variable, econtrándose algunos individuos con hasta más de 10. Toda la estructura tiene un color marrón amarillento poco vistoso, mientras que la boca es blanca. Los individuos más viejos suelen ir oscureciéndose con el tiempo hasta ser de color marrón muy oscuro. Llegan a tener unos 7 cm de altura.
En la naturaleza la población de estos Hidrozoos se mantiene prácticamente constante debido a que una gran cantidad de animales (estrellas de mar especialmente) se alimentan de ellos casi a la misma velocidad que crecen. En un acuario es muy fácil que se conviertan en una peligrosa plaga invasiva especialmente si el acuario está fuertemente iluminado y si disponen de fuertes corrientes. Se dan en acuarios de cualquier tamaño (incluso menores de 10 litros), fijándose sobre los cristales, el sustrato, las rocas, los filtros y, especialmente, sobre la base de los Corales blandos y sobre el tejido de los Corales duros, animales a los que acaban causando el blanqueamiento y la muerte, tanto por obstaculizar el paso de la luz como por expeler potentes toxinas que acaban con los animales que los rodean. Las condiciones acuaticas que promueven su descontrolada expansión son: Densidad entre 1.022 y 1.025 y temperatura entre 24 y 27 ºC, disminuyéndose su crecimiento considerablemente bajo condiciones fuera de estos intérvalos aunque sin desaparecer por completo. Un aumento o una disminución excesiva de estos valores causa, además de la muerte de estas plagas, la de cualquier ser vivo del acuario, por lo que no hay que arriesgarse jamás con este método. No son exigentes con la contaminación por nitrato, tolerando perfectamente hasta 600 ppm de este componente, que usan además como complemento para su crecimiento. Tampoco resultan muy sensibles a los nitritos y al amoniaco, tolerando hasta 3 ppm de cada uno. Debido al color oscuro de sus tejidos pueden sobrevivir con iluminaciones bastante pobres, como mínimo de 0,6 watios por litro, viviendo totalmente bien bajo luces mucho más potentes.
Como el resto de Hidrozoos, los Myrionema son organismos carnívoros que se alimentan de microinvertebrados que capturan en la columna de agua, especialmente Zooplancton, Copépodos, Anfípodos, huevos y alevines de peces. Tambien se alimentan de todos aquellos alimentos desechados por los peces del acuario (escamas, gránulos, congelados, ...). Sin embargo, las Zooxantelas presentes en sus tejidos les aseguran una nutrición constante a base de fotosíntesis, creando los azúcares y carbono necesarios para subsistir, siendo muy normal que se desarrollen perfectamente en acuarios de invertebrados que sólo se sustenten a base de luz.
Los Myrionemas son la plaga más frecuente en los acuarios marinos de todo tipo. Causan graves estragos en instalaciones completas al propagarse incontroladamente por todas las superfícies sólidas a una gran velocidad, cubriendo y envenenando a todos los invertebrados que encuentran a su paso. Hay muy pocas especies de corales capaces de resistir los ataques de estos pequeños Hidrozoos, siendo las Euphyllias las más resistentes al ser tremendamente tóxicas, lo que no permite que estos invasores se acerquen demasiado a ellas. Los corales abrobrescentes como las Acroporas y algunas Sinularias resultan poco vulnerables a ellos debido que sus pólipos, al estar muy por encima de su alcance, no son dañados, cortándo además el paso a los Myrionemas al suponer una barrera relativamente infranqueable. Cualquier coral (ya sea duro o blando) de constitución plana y pólipos cortos (Xenias, Zoanthus, Briareum, Parazoanthus, Fungias y similares) es rápidamente cubierto y exterminado a menos que cuente con defensas suficientes contra estos invertebrados invasores. No son perjudiciales para peces, crustáceos y Anémonas siempre que sean de gran tamaño y sean bien resistentes a las toxinas segregadas por estos animales. Se da el hecho de que, para algunos aficionados, los Myrionemas son invertebrados muy decorativos y resistentes, adornando muy bien acuarios en los que no haya ningun coral presente o en los que no se desee mantener ninguna especie.
Se reproducen rápidamente por fragmentación de la base o migración de individuos (algunos se separan de su soporte y se dejan llevar por la corriente hasta un nuevo lugar. A la hora de controlar este tipo de plagas se pueden intentar varios métodos. Los líquidos preparados contra las Aiptasias (anémonas invasivas) son bastante eficaces con todos aquellos individuos que estén bien visibles en el acuario, aunque totalmente insuficientes contra los que se esconden en los más pequeños agujeros, quedando, en muchos casos, parcialmente dañados, regenerándose en poco tiempo y empezando de nuevo la expansión. La introducción de peces especializados en alimentarse de Corales y Anémonas es una posible solución aunque devoran también a los demás invertebrados ornamentales que se mantengan. Los peces Ángel del género Centropyge suelen ser bastante efectivos devorando Myrionemas, siendo poco dados a comerse otros pólipos que interese salvar. Es mejor olvidarse de peces Mariposa, peces Ángel de gran tamaño o Ballestas ya que, además de devorar los Myrionemas, se comen al resto de corales y Anémonas que hay en el acuario. Algunas especies de Erizos marinos como el Diadema Setosum son muy eficientes devorando a estos invasores, aunque la velocidad con la que los devoran es mucho menor que la velocidad de propagación de esta plaga, siendo además algo propensos a devorar a otros invertebrados sésiles del acuario. Muchos aficionados recomiendan usar Dolabellas (Liebres marinas) ya que se alimentan de Myrionemas y obvian totalmente al resto de invertebrados. Sin embargo es necesario contar con gran cantidad de algas filamentosas para que reúnan sus necesidades vegetales, siendo mejor no introducirlas si esto no se cumple. Se comprende la imortancia de comprovar bien siempre los adornos marinos, especialmente las rocas vivas, antes de comprarlos o introducirlos en el acuario.


Monodonta Turbinata - Plagas de caracoles


Las propias condiciones de un acuario marino impiden a la gran mayoría de especies de caracoles prosperar masivamente hasta el punto de convertirse en plaga, aunque existen algunas especies muy resistentes y adaptables a todo tipo de condiciones que pueden causar graves estragos al proloferar de forma excesiva. Una de ellas es la especie M. Turbinata, que agrupa unos curiosos caracoles oriundos del mar Mediterráneo y que abundan especialmente en las zonas rocosas con abundante alimento, siendo muy numerosos especialmente en la costa Brava catalana, que engloba todos los municipios comprendidos entre Blanes y Portbou, ambos en la província de Gerona. Se trata de pequeños gasterópodos que viven en grandes grupos y que barren continuamente cualquier sólido que encuentren de mantos bacterianos, algas tapizantes y restos de matéria orgánica sin consumir. Tienen costumbres nocturnas y pueden salir del agua durante bastante tiempo para explorar zonas más amplias.

Su concha tiene unos 3 - 3,5 cm de diámetro y tiene una forma levemente puntiaguda, estando formada por múltiples capas de carbonato superpuestas y que van degenerando con la edad de los animales, siendo visible la pérdida de las capas cálcicas superficiales primeramente en la zona puntiaguda de las conchas. El color de la misma es bastante variable, aunque normalmente presentan un fondo verdoso con multiud de manchas marrones que forman una especie de zenefa. Además de verde, el color base puede ser amarillo, azul, blanco e incluso naranja, colores que son mucho más intensos en ejemplares juveniles y que van aclarándose con el paso del tiempo. Su cuerpo tiene un color blanco levemente verdoso con la zona ventral totalmente blanca. Presenta dos pequeñas antenas sobre la cabeza que hacen las veces de ojos, ayudándoles a percibir mejor su entorno y su alimento. Disponen de una pequeña rádula formada por una sola hilera de minúsculos dientes cortantes con los que roen sus alimentos. Para defenderse de sus depredadores más temidos (como los Pulpos o las Nécoras) tienen una tapa cartilaginosa muy dura que encierra sus cuerpos para evitar que sean extraídos del interior de la concha. Disponen, además, de una especie de branquias sobre los cuerpos, que sobresalen de la concha y que captan el oxígeno disuelto en el agua, pudiendo captar también el oxígeno atmosférico mediante un tubo respirador grueso y visible cuando están fuera del agua. Pueden vivir hasta 5 años en un acuario.
No presentan ningun requisito especial para sobrevivir en un acuario. De hecho, se adaptan con extrema facilidad a un recinto cerrado de cualquier tipo y tamaño (incluso a menos de 10 litros de agua) y con todo tipo de parámetros acuáticos. Para vivir totalmente cómodos sólo necesitan algunas rocas sinuosas y agujereadas y una zona un poco emergida para salir durante la noche a respirar. No les importan en absoluto ni el movimiento ni la oxigenación del agua. Toleran densidades comprendidas entre 1.017 y 1.037 y temperaturas variables entre 5 y 40 ºC, no causándoles ningún daño las variaciones bruscas de estos parámetros. Son capaces de sobrevivir en aguas resueltamente sucias, con hasta 600 ppm de nitrato y hasta 20 de nitrito y amonio, siendo el acortamiento o la hinchazón de las antenas un signo claro de que el agua necesita una buena limpieza.
Tampoco supone ningun problema alimentarlos en cautividad, pues todo aquello que sea susceptible de ser devorado es bien recibido por estos caracoles (algas de todo tipo, todos los alimentos corrientes para peces e invertebrados, cadáveres, alimentos podridos e incluso pan, cereales y bollería con especias). La base de su dieta la componen diversas especies de algas (Ulva Lactuca, Codium spp., Fucus) y biopelículas de bacterias de todo tipo (nitrificantes y desnitrificantes incluidas). Comen continuamente durante toda su vida produciendo una gran cantidad de desechos.
No presentan ningun problema de convivencia con ninguna especie marina (ya sean peces e invertebrados de todo tipo), aunque, obviamente, son devorados por peces como Lábridos, algunos Gobios y Espáridos como la Dorada y el Dentón, por cefalópodos como el Pulpo o la Sepia y por crustáceos como la Nécora, siendo imposible que ninguna especie de caracol (Monodontias incluidas) prospere en su presencia. Sólo las macroalgas Halimeda Tuna resisten a estos caracoles, que devoran rápidamente cualquier rastro de algas presente en el acuario.
Aunque son muy eficientes a la hora de limpiar cualquier acuario marino de porquería de todas las apariencias, dejando como nuevos los cristales, las rocas y los distintos adornos, es su descontrolada reproducción continuada su problema más grave, y es que sólo con dos ejemplares se pueden llegar a crear hasta cientos de caracolillos en sólo dos meses. Como todo caracol marino, se reproducen mediante huevos que disponen en espiral en cualquier cuerpo sólido del acuario. Cada ejemplar puede depositar hasta 70 huevos que eclosionan al cabo de cuatro días saliendo unos pequeños animales de no más de un milímetro de diámetro que se empiezan a alimentar immediatamente de todo aquello que se pueda comer. Crecen con muchísima rapidez, alcanzando un centímetro de longitud al año y medio de vida aunque siendo sexualmente maduros cuando miden sólo medio centímetro. Son hermafroditas y se montan unos a otros sin distinción de tamaño, llegando cada individuo a realizar tres o cuatro puestas al mes. No es sólo esta incontrolada proliferación el problema principal de los Monodontias: Debido a que ingieren grandes cantidades de alimento produciendo muchísimos desechos, contaminan el agua con bastante rapidez (especialmente con urea), pudiendo acabar con todos los seres vivos del acuario en muy poco tiempo mientras que ellos no sufren las consecuencias. Tambien son muy poco deseados al alimentarse de la flora bacteriana benéfica del tanque, lo que hace que el mismo sea cosntantemente estéril al no poder desarrollar las cantidades suficientes de bacterias desnitrificantes para degradar los compuestos tóxicos del agua impidiendo la vida a prácticamente cualquier especie marina, algo especialmente grave si el número de caracoles es muy elevado.
Erradicar por completo a estos caracoles es casi imposible ya que las puestas pueden alojarse en agujeros invisibles o inaccesibles de forma que, aunque se extraiga a todos los animales adultos, al poco tiempo nacen sus hijos que crecen hasta iniciar de nuevo el proceso expansivo. Por lo tanto es mucho mejor o no introducir más de un ejemplar o utilizar métodos de control para mantener a raya su número. Una buena opción consiste en ir sacando a los ejemplares más grandes a mano según se vayan viendo. Para evitarse esta tarea se puede meter una hoja de lechuga bien limpia en el acuario y dejarla varias horas durante la noche, sacándola al día siguiente con un gran número de caracoles adheridos. Cualquier especie de pez o invertebrado depredador de caracoles es muy efectivo contra estas plagas (Doradas, Pulpos, Sepias y Nécoras en acuarios de agua fresca y Peces Globo en acuarios tropicales), siendo algunos de ellos capaces de limpiar por completo un acuario en cuestión de horas.
Cabe decir que sólo se convierten en plaga si hay más de un ejemplar maduro. Uno solo de estos caracoles, sin embargo, puede mantener a raya a las antiestéticas algas tapizantes o filamentosas, devorar cualquier resto de alimento no consumido o aprovechar los cadáveres de los distintos habitantes del acuario, siendo muy útiles para aquellos aficionados que no les guste limpiar a mano el acuario. A pesar de esta utilidad también devora bacterias beneficiosas, por lo que es imprescindible, en caso de querer mantener a un ejemplar, contar con un acuario bastante grande (de unos 400 litros como mínimo) bien provisto de abundantes rocas y agujeros menudos para promover el desarrollo de las bacterias en esos lugares a los que el animal no pueda acceder. La oxigenación potente del agua es igualmente importante para que haya un mayor número de bacterias y se debe contar con un potente espumador para extraer la gran cantidad de urea que excretan. Para evitar una plaga de Monodontias, en definitiva, hay que evitar su introducción en el acuario o meter a un sólo caracol.



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